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Ante el aumento de los conflictos y de las crisis climáticas, la salud mental de las personas jóvenes soporta una pesada carga

Malina, de 12 años, proveniente de Odesa en Ucrania, lee una historia a sus nuevas amistades en un espacio seguro para jóvenes apoyado por el UNFPA en un centro de acogida de personas refugiadas en Chisinau, la capital de la República de Moldova. Este espacio seguro es uno de los 20 en el país que ofrecen servicios psicosociales y de asesoramiento, así como apoyo educativo para las personas jóvenes refugiadas y las poblaciones de acogida. © UNFPA Moldova
  • 10 Octubre 2022

NACIONES UNIDAS, Nueva York – «Recuerdo caminar en el frío durante muchísimo tiempo, atemorizada por las explosiones y los tanques que pasaban cerca de nuestra casa», dice Malina, de 12 años, obligada a huir de su ciudad, Odesa, en Ucrania, por la cercanía de la guerra.

Cuando los bombardeos se aproximaron, viajó con su madre, hermanos y prima a la República de Moldova, donde se alojaron en un centro para personas refugiadas en la capital, Chisinau. Meses más tarde, la suya es una cara conocida del espacio seguro gestionado por el UNFPA que se creó para brindar a las personas jóvenes refugiadas (en particular a romaníes como Malina, así como a otros grupos minoritarios) la oportunidad de charlar, jugar y escapar de su trauma compartido de violencia y problemas. 

El centro, uno de los 20 espacios seguros que recibe apoyo del UNFPA en la República de Moldova, ofrece a las personas adolescentes un lugar en el que poder centrarse en sus actividades educativas y recreacionales, un alivio de los horrores de la guerra. Las crisis humanitarias pueden generar profundas cicatrices en las mentes jóvenes, aún más para aquellas personas que ya se encontraban marginadas y que corren un mayor riesgo de sufrir violencia, trata de personas y discriminación.

El Director Ejecutivo habla con los refugiados.
En marzo, la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem, visitó a las personas refugiadas ucranianas recién huidas de la guerra y refugiadas en el estadio de Manej, en Chisinau, en la República de Moldova. © UNFPA/Siegfried Modola

El coordinador del UNFPA en el espacio seguro en Chisinau, Shahin Rădiță, explica qué tan esencial es garantizar que las personas jóvenes tengan acceso a apoyo y asesoramiento psicosocial para lidiar con el trauma del conflicto. Muchas personas jóvenes refugiadas romaníes en el centro han tenido que dejar atrás a padres y hermanos, y algunas ahora viven con un miembro de la familia mientras sufren depresión. 

Las personas jóvenes con enfermedades mentales suelen ser, demasiado a menudo, objeto de estigma, discriminación y mayor exclusión. En el espacio seguro de Chisinau, el Sr. Rădiță les anima a charlar con él o con el equipo psicológico del espacio seguro. 

«A veces, el mero hecho de sacarlos de la habitación (ocupada por varios familiares) y que encuentren un lugar en nuestro espacio seguro es ya una experiencia sanadora», añade. «Todo lo que necesitan es apoyo y motivación». 

Toda una vida de repercusiones

En el mundo, 100 millones de personas se encuentran actualmente desplazadas a causa de persecuciones, conflictos, violencia o violaciones de derechos humanos: un dramático hito y la mayor cifra desde la Segunda Guerra Mundial. En el Día de la Salud Mental, la OMS estima que una de cada cinco personas afectadas por conflictos necesita alguna forma de apoyo psicológico y se prevé que un desgarrador tercio de personas refugiadas ucranianas desarrolle depresión, ansiedad o trastorno por estrés postraumático, enfermedades que amenazan con robarles su estabilidad, potencial y felicidad futuras. 

En su calidad de organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, el UNFPA presta ayuda a las personas en algunos de sus momentos más vulnerables (por ejemplo, cuando buscan cuidados esenciales o tras sufrir violencia de género) para brindar apoyo fundamental o remitir a las sobrevivientes a los servicios que necesitan.

En aquellos países propensos a los desastres climáticos y con altas cifras de personas jóvenes, el UNFPA ha puesto en marcha programas para incrementar rápidamente el acceso a información y asesoramiento psicosocial, refugios y espacios seguros.

Por ejemplo, en Pakistán, que está actualmente recuperándose de una de las peores inundaciones de su historia, una línea telefónica confidencial de ayuda atendida por un equipo psicológico está funcionando entre las universidades para que las personas jóvenes puedan debatir los problemas de salud reproductiva y mental y ser derivadas a servicios especializados en caso necesario. El UNFPA también presta apoyo a una red de centros sanitarios mediante psicólogos formados que ofrecen asesoramiento y derivaciones tanto para las comunidades de acogida como para una creciente población de personas refugiadas afganas.

Y en Nepal, donde los desprendimientos de tierra y las crecidas repentinas afectan a más del 80 por ciento de la población de una forma u otra, el UNFPA está trabajando en una serie de programas de formación de primeros auxilios psicosociales destinados a las mujeres líderes de las zonas afectadas por las inundaciones. 

Une chica joven.
Manisha, de 24 años, recibió formación del UNFPA como trabajadora social comunitaria para garantizar que las comunidades en su región estén mejor dotadas en cuanto a la preparación de desastres y a la respuesta ante inundaciones. Procedente de la Provincia de Bagmati, en Nepal, cuenta cómo perdió su casa y todas sus pertenencias en las últimas inundaciones: «Cuando las inundaciones arrasaron nuestras casas y tierras, sufrimos emocionalmente. Perdimos todo». © UNFPA Nepal

Manisha, de 24 años, es trabajadora psicosocial formada por el UNFPA y se dedica a garantizar que las comunidades estén mejor preparadas para futuras crisis climáticas. «Cuando las inundaciones arrasaron nuestras casas y tierras, sufrimos emocionalmente. Perdimos todo. Estoy contenta de haber participado en la formación para poder ayudar a otras personas. También me siento mucho más fuerte y sana mentalmente y puedo ganar más con mi nuevo trabajo para mantener mejor a mi familia», afirma. 

La salud mental para todas las personas es una prioridad mundial 

El apoyo que recibió Malina la está ayudando a gestionar las dificultades que ha enfrentado. «Cada día aprendo algo nuevo aquí. Teníamos mucho miedo, pero ahora cuando cuento mi historia ya no tengo tanto miedo porque me siento a salvo y aquí hemos comenzado una nueva vida». 

El UNFPA está ampliando sus programas de salud mental para integrar en su respuesta de manera más apropiada la asistencia psicosocial basada en los derechos, liderada por la comunidad y culturalmente sensible. 

La Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem, afirmó sobre el poder y la fuerza de las personas jóvenes a pesar de los problemas contra los que luchan que «se necesitará que todas las generaciones trabajen solidariamente para abordar los abrumadores desafíos a los que se enfrenta nuestro planeta, desde el cambio climático hasta los conflictos, desde el hambre hasta la salud. Construyamos un mundo en el que las personas de todas las edades tengan derechos, opciones y oportunidades para desarrollar su potencial y su talento».

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