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“Una lucha contra el olvido”: Colombia empodera a las comunidades para combatir la violencia sexual relacionada con el conflicto

El UNFPA despliega equipos móviles de respuesta a las comunidades afectadas por conflictos y crisis. © UNFPA Colombia
  • 20 Junio 2023

NACIONES UNIDAS, Nueva York – “Muchas mujeres han sido violadas, maltratadas por actores armados o por la propia sociedad”, adelantó Pastora, una mujer indígena de la comunidad nasa en Colombia.

Con el fin del conflicto interno de Colombia, que duró décadas, casi 24.000 personas han compartido su testimonio con una Comisión Nacional de la Verdad sobre las atrocidades que sobrevivieron. Pastora fue una de ellas, y su historia, como muchas otras publicadas en el informe de 2022 de la Comisión, arroja luz sobre los costos desproporcionados del conflicto del país para las mujeres y las niñas.

Alrededor del mundo, las mujeres y las niñas enfrentan amenazas particulares cuando se desencadenan enfrentamientos armados y crisis. Una de esas amenazas es la violencia sexual, utilizada durante mucho tiempo por los combatientes como arma de guerra y medio para difundir miedo y ejercer control.

En Colombia, la violencia sexual fue una “práctica habitual, generalizada, sistemática e invisible” perpetrada a lo largo de décadas de enfrentamientos. Desafortunadamente, a pesar de los recientes avances con miras a lograr la paz y la reconciliación nacional, estos crímenes han continuado en el contexto de los combates persistentes.

Desde que se firmó el histórico acuerdo de paz en 2016, más de 1.500 personas han denunciado haber sufrido violencia sexual relacionada con el conflicto, la gran mayoría de ellas mujeres.

“La violencia sexual destruye vidas y viola los derechos humanos.  No debe asumirse como algo que es normal y no se puede frenar”, declaró la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem.

“Debemos trabajar juntos para terminar con este horror y no permitir que se repita indefinidamente”.

Detener el ciclo

A nivel mundial, el UNFPA aboga por la total eliminación de todas las formas de violencia de género, incluida la violencia sexual en los conflictos. En Colombia, el organismo también envía equipos móviles de respuesta a zonas del país afectadas por conflictos y crisis para ofrecer servicios de salud sexual y reproductiva a mujeres y niñas, así como capacitación en gestión de casos de violencia de género y concientización.

“Los principios rectores del UNFPA en sus operaciones garantizan la atención basada en las necesidades de las sobrevivientes, con el objetivo de crear un entorno de apoyo donde se respeten los derechos de la persona que ha sufrido violencia de género”, explicó Lucía Gallego, coordinadora local de UNFPA Colombia en el Chocó.

“En todo esto involucramos a líderes indígenas y mujeres afrodescendientes, que desempeñan un papel en la promoción de los derechos y el establecimiento de redes de apoyo en las comunidades, además de remitir y acompañar a las mujeres que requieren servicios”.

Las afrodescendientes, así como las mujeres indígenas como Pastora, han sido objeto de ataques desproporcionados a lo largo de los años de conflicto en Colombia, y han sido sometidas a desplazamientos y abusos.

En 2022, de casi 400 mujeres desplazadas por la fuerza que denunciaron haber sobrevivido a crímenes contra su libertad e integridad sexual, el 6 % pertenecía a grupos indígenas en tanto que el 30 % eran afrodescendientes.

Desafortunadamente, debido a una serie de factores, estos crímenes a menudo pasan “sin ser denunciados y quedan impunes”, afirma la Dra. Kanem.

“Un gran número de víctimas tiene dificultades para obtener ayuda, ya que los conflictos y la inseguridad destruyen los sistemas sanitarios y jurídicos. Muchas de ellas se sienten demasiado asustadas o avergonzadas como para pedir ayuda”, concluyó.

El enfoque comunitario

Enfrentar estos desafíos requiere empoderar a las personas afectadas por la violencia sexual relacionada con el conflicto para que la vean como lo que es, un delito, además de que exige fortalecer las vías de apoyo y justicia.

Carmencita Chami, líder indígena del grupo étnico embera dobida, de la región del Pacífico colombiano, ha trabajado con el UNFPA como enlace comunitario en temas de violencia de género. La Sra. Chami afirma que la colaboración la ha fortalecido para apoyar a otras personas.

“Sé que en algunas mujeres, esta idea se ha fortalecido: que las mujeres tienen derechos; y ya saben a dónde ir cuando ocurren tales situaciones de conflicto”, aseguró.

Dos mujeres, una trabajadora del UNFPA y una líder indígena, realizan una presentación a un grupo.
Carmencita Chami es líder indígena de la etnia embera dobida de Colombia. © UNFPA Colombia

El trabajo de la Sra. Chami se corresponde con el de decenas de otros grupos cuyo objetivo es aliviar las consecuencias de los conflictos armados que afectan especialmente a las mujeres y niñas del mundo, algo a lo que sociedades de todo el planeta no pueden pasar por alto. 

Como bien dijo Pastora en su testimonio ante la Comisión de la Verdad de Colombia: "este es un combate contra el olvido".

 

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