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“La gente como tú no debe tener sexo” – Las personas jóvenes con discapacidad reclaman su derecho a la salud reproductiva

Stella Chiwaka, de 28 años, ha sufrido estigmatización toda su vida por haber nacido con albinismo. © UNFPA Malawi/Leticia Nangwale
  • 20 Agosto 2018

MCHINJI, Malawi – A medida que Stella Chiwaka, una profesora de escuela primaria de 28 años, entraba en un centro de salud local para obtener información sobre los anticonceptivos, sus esperanzas aumentaban. Entonces, el proveedor de servicios, varón, le preguntó algo sorprendente.

“¿Tienes sentimientos sexuales? ¿Eres sexualmente activa?”, insistió.

Stella Chiwaka nació con albinismo, una afección genética que hace disminuir la cantidad de melanina producida en la piel, el cabello y los ojos. Aunque ha sufrido la estigmatización durante toda su vida, nunca esperaba encontrarla en un centro sanitario.

“La gente como tú no debe tener sexo”, le dijo el proveedor de servicios. En su lugar, debía vivir una vida de celibato.

Desmoralizada, Stella Chiwaka salió del centro sanitario y no volvió nunca más (ni a ese ni a ningún otro) para obtener información sobre planificación familiar.

Maltratada por su discapacidad

La experiencia de Stella Chiwaka no es única.


Onesta Chidyela, de 27 años, ha sido maltratada verbalmente por su
suegra debido a su discapacidad. ©UNFPA Malawi/Leticia Nangwale

El día que Onesta Chidyela, que ahora tiene 27 años, tuvo su primera menstruación, corrió a contárselo a su madre.

Sabía que, cuando sus hermanas experimentaron ese acontecimiento, las llevaron a un lugar aislado y las asesoraron sobre salud sexual e higiene. Ahora era su turno.

Sin embargo, pasaron las horas, los días y las semanas, y el momento que tanto esperaba nunca llegó.

Onesta Chidyela ha sufrido discriminación debido a su discapacidad toda la vida. 

“Me llamaban muchos nombres de animales, y me dijeron que daría a luz a un bebé que parecería un animal,” contó al UNFPA. 

Cuando quedó embarazada, incluso su suegra empezó a maltratarla.

“Me sentía mal al ver que alguien que debería apoyarme me trataba así”, recordaba Onesta Chidyela. “Después de dar a luz, empecé a utilizar anticonceptivos. No quiero volver a quedarme embarazada”.

Empoderamiento de los jóvenes

Millones de jóvenes en todo el mundo no tienen acceso a una planificación familiar segura y eficaz. Sin embargo, estos retos son aún mayores para los jóvenes con discapacidad, que a menudo no son conscientes de que también tienen derecho a tomar decisiones sobre su propia salud y sexualidad. 

Las iniciativas que abordan las cuestiones de salud sexual y reproductiva a menudo descuidan las necesidades de los jóvenes con discapacidad u otras enfermedades estigmatizadas, lo que los hace particularmente vulnerables a conductas sexuales peligrosas, así como a la explotación sexual y la coacción. 

“[Tener una discapacidad] les ha prohibido acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva y los deja en un mayor riesgo de discriminación y exposición al VIH” contaba Bruno Mwase, de la Asociación Nacional de Sordos de Malawi (MANAD, por sus siglas en inglés). 

No obstante, hay un programa en Malawi que trata de cambiar las cosas.

Stella Chiwaka y Onesta Chidyela son 2 de los 150 jóvenes que han recibido formación de un programa de la MANAD y la Asociación de Padres de Niños con Discapacidad de Malawi (PODCAM, por sus siglas en inglés). Respaldado por el UNFPA, el programa se lanzó en octubre de 2017 para fomentar el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva para jóvenes con discapacidad u otra enfermedad.

Los jóvenes en Malawi, al igual que en muchos países en desarrollo, a menudo no tienen acceso a información sobre planificación familiar. La tasa de natalidad en adolescentes del país es de 136 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años, tres veces la media global. 

“Al ser niña y sorda, tengo un acceso muy limitado a la información sobre salud sexual y reproductiva”, contaba Mphatso Seda, una joven que participaba en la formación. “A pesar de ello, he obtenido conocimientos que me permitirán tomar decisiones reproductivas por mí misma”.

Tomar medidas, contribuir al cambio

Actualmente, Stella Chiwaka está centrada en movilizar a otros jóvenes con discapacidad de su comunidad. Ha formado incluso un club juvenil para fomentar el diálogo sobre la salud sexual y reproductiva. 

Onesta Chidyela dice que el programa ha mejorado su seguridad. Con frecuencia, la gente se aprovecha de las personas que viven con discapacidades, contó al UNFPA. 

“No puedo ni imaginar qué me habría pasado si no hubiera seguido ningún método de planificación familiar”, afirmó. “Soy una superviviente”. 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   – Leticia Nangwale and Henry Chimbali 
 

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