En diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución 66/170 por la que se declaraba el 11 de octubre de 2012 como el primer día que reconocía la importancia de empoderar a las niñas e invertir en ellas.
El objetivo de este día, que este año cumple su décimo aniversario, era defender y acompañar a las niñas, que son más vulnerables que los niños a la discriminación y a la violencia desde el instante en que vienen al mundo. A pesar de que su potencial es igual al de los niños, no siempre se valora o se fomenta. Tengamos en cuenta que “faltan" 140 millones de niñas debido a la selección prenatal del sexo. O que 1 de cada 4 niñas de entre 15 y 19 años no acceden a la escuela, empleo o formación frente a 1 de cada 10 niños.
La resolución 66/140 ahonda además en la imposibilidad de las niñas de disfrutar de los derechos, oportunidades y ventajas de la infancia y adolescencia. Señala que «el matrimonio en la infancia y el matrimonio forzoso exponen a las jóvenes casadas a un riesgo mayor de contraer el VIH y otras infecciones de transmisión sexual, con frecuencia conducen a una procreación prematura y aumentan el riesgo de discapacidad, mortalidad fetal y mortalidad materna, y reducen sus oportunidades de terminar sus estudios, adquirir una formación completa, participar en la comunidad o prepararse para un empleo, y vulneran y menoscaban el goce pleno de los derechos humanos de las mujeres y las niñas».
En los últimos 10 años, se han evitado 25 millones de matrimonios infantiles. Y disponemos de dos datos más en torno al número 10: hasta 10 millones de niñas estarán en riesgo de contraer matrimonio infantil en los próximos 10 años, además de los 100 millones que ya estaban en riesgo antes de la pandemia, según el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2021.
Desde 2016, el Programa Mundial del UNFPA y UNICEF para Poner Fin al Matrimonio Infantil ha hecho frente al matrimonio infantil en 12 países con altas tasas de prevalencia de matrimonio infantil: Bangladesh, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, India, Mozambique, Nepal, Níger, Sierra Leona, Uganda, Yemen y Zambia. Y nuestro alcance llega a cada rincón del planeta porque lograr la erradicación de la violencia de género y de las prácticas nocivas es uno de los resultados transformadores del UNFPA.
Las parejas crean sitios web de bodas para informar a los invitados de los detalles del evento, además de la historia personal de la pareja. Estos sitios pretenden ser de celebración. Hemos creado uno para una niña de 8 años casada con un novio de 31 años en Yemen. Al subvertir la idea de este sitio con el horror de un matrimonio infantil real, llamamos la atención sobre el drama de muchas niñas en el mundo que tienen poca o ninguna autonomía corporal, lo que constituye una violación de sus derechos.
Las niñas no deberían ser sacrificadas para la salvación económica de sus familias: la pobreza es un impulsor del matrimonio infantil. Dejemos que las niñas sean niñas. Y hagamos que la boda de una mujer sea inolvidable por buenos motivos, que las lágrimas sean de alegría por celebrar comienzos y no de tristeza por lamentar finales. ¿Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso de que ninguna niña sea casada antes de que decida libremente que lo desea y está preparada? La respuesta es sí.