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Enfrenta la violación y la violencia de género, reclaman UNFPA y socios

Salwa's* experience shows the vulnerabilities of survivors who do not receive qualified and timely support.. © UNFPA Yemen
  • 25 Noviembre 2019

UNITED NATIONS, New York – "Cuando estaba en la oficina, me trajeron a un sobreviviente", recordó recientemente el Dr. Joseph Johnson, un ginecólogo en el Sudán del Sur noroccidental. "Me dijeron que había sido violada por su propio novio."

La mujer recibió una brutal paliza y necesitaba atención médica urgente. "Era serio", dijo a UNFPA el Dr. Johnson. "Su vida estaba ahora en peligro. Teníamos que hacer una operación urgente."

Casos como este son horribles, y demasiado comunes.

La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más habituales en el mundo. Hoy, 25 de noviembre, es el inicio de los 16 Días de Acción Contra la Violencia de Género, una campaña anual internacional que une a activistas, líderes y responsables políticos en un llamado a terminar con todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.

La campaña lleva ya 28 años. Pero a pesar de décadas de activismo, el mundo sigue siendo peligroso para demasiadas mujeres y niñas. Aproximadamente una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de abuso. Una de cada cinco mujeres o niñas será asaltada por su pareja este año.

Es imposible resumir los costes de esta violencia. La violencia de género, incluyendo a la violencia sexual y la violación, resultan en productividad perdida y oportunidades perdidas, en huesos rotos y vidas rotas. Si el mundo va a lograr sus objetivos de desarrollo, una precondición clave es la seguridad, la igualdad y el bienestar de las mujeres y las niñas en todo lugar.

Derechos y necesidades de los sobrevivientes

En Sudan del Sur, el paciente del Dr. Johnson sufrió un terrible calvario. Pero pudo recibir el amplio rango de cuidados que necesitaba y merecía, incluyendo atención médica urgente y acceso posterior a servicios sanitarios, cuidados psicosociales y asesoría legal. 

Todos los sobrevivientes de violencia se merecen el mismo abanico de apoyo sensible, confidencial y centrado en la víctima.

Pero demasiadas pasan desapercibidas, especialmente en situaciones de crisis, cuando los sistemas de protección se resquebrajan y se abusa con impunidad. UNFPA está trabajando con otras organizaciones humanitarias para ayudar a garantizar que todos los sobrevivientes, sean cuales sean sus circunstancias, pueden recibir asistencia y protección.

Hace dos semanas, este grupo de socios público los Estándares Mínimos para Programación de Violencia de Género en Emergencias, un documento guía con 16 pasos y servicios básicos que deben ser instaurados para prevenir la violencia y apoyar a los sobrevivientes en cualquier escenario de emergencia.

"Quiero estar allí para las mujeres cuando sus derechos son pisoteados"

UNFPA y sus socios apoyan programas que ofrecen todo el repertorio de cuidados. Por ejemplo, el Dr. Johnson trabajo en una oficina única en Wau donde los sobrevivientes de violencia de género pueden acceder a cuidados médicos, terapia y servicios juridicos todos bajo el mismo techo.

En medio de la actual crisis en Venezuela, recientemente se prestó formación para que el personal sanitario pudiera atender a los sobrevivientes. "Cada dia vemos a muchas mujeres maltratadas, la mayoría jóvenes. Es esencial fomentar la capacidad del personal sanitario en las clínicas para que puedan atender las necesidades de las víctimas", dijo Luz Marina Alejo, una médico forense de Apure.


Britney, de 19 anos, afirma que el temor a la violencia fue una preocupación constante durante su caminata de ocho días desde Venezuela a Perú. "Tenia miedo porque uno nunca sabe cuáles son las intenciones de la gente." © UNFPA Perú

En Marawi, una región de Filipinas afectada por el conflicto, equipos de médicos, trabajadores sociales y policías trabajan juntos para ofrecer cuidados centrados en las víctimas. "Quiero estar allí para las mujeres cuando sus derechos son pisoteados. Siempre, incluso durante una emergencia", dijo Chrestine Espinorio, una policía que trabaja en uno de estos equipos apoyado por UNFPA.

Cuando este tipo de apoyo holístico no está disponible, los sobrevivientes se vuelven extremadamente vulnerables a traumas a largo plazo y maltrato continuado.

En el Yemen, Salwa sufrió de niña malos tratos por parte de su tío, y luego entró en depresión. Y cuando se decidió a hacer terapia, su psiquiatra intentó abusar de ella.

"Intentó abusar de mi de la misma manera que lo hizo mi tío", dijo. "Fue una gran conmoción. Ya había perdido la confianza en todos, y cuando ocurrió de nuevo y además por parte de un cuidador ya no puedo aguantar más", explicó a UNFPA.

Salwa no pudo recibir cuidados de personal cualificado y un amplio rango de servicios hasta que encontró el Centro de Terapia de Familia en Sana’a. "Hubo una enorme diferencia en la manera que me trataron", dijo.

No podemos permitirnos la inacción

Pero cumplir con estos estándares mínimos de cuidados, e incluso rebasarlos, no es suficiente.

Los líderes y los responsables políticos también tienen que hacer algo para evitar que la violencia suceda de inicio.


Una unidad de protección de mujeres y niñas integrada únicamente por mujeres está compuesta por la policía  Chrestine Espinorio, la médico Nadhira Abdulcarim y la trabajadora social Umme Limbona. ©UNFPA/Mario Villamor

Esto significa trabajar a favor de un mundo con más igualdad de género. Significa educar a las personas sobre su derecho a vivir libres de violencia y malos tratos. Significa acabar con la impunidad y elevar las voces de las mujeres y las niñas.

Un reciente estudio de UNFPA y la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con la Universidad de Victoria, la Universidad de Washington y Avenir Health, informo de que el precio de acabar con toda la violencia de género y prácticas dañinas en 132 países prioritarios es solo 42.000 millones de dólares.

Es un gasto no solo asumible, sino necesario. El precio de la inacción será mucho mayor: un coste de vidas arruinadas, economías asfixiadas y generaciones de potencial humano sin realizar.

El cambio es posible si suficientes personas se unen al esfuerzo. "Me gustaría contribuir a restaurar la dignidad y la esperanza de las mujeres y las niñas", dijo Espinorio a UNFPA.

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