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El despertar de una nación después de una muerte

31 Diciembre 2012

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No conocemos su nombre real. Pero algunos la llamaban Nirbhaya, ”la intrépida”, que valientemente luchó contra sus violadores, o Damini, ”el relámpago” que golpeó la conciencia de la India, y del mundo entero.

Comparto la angustia reinante en la India tras la muerte de esa estudiante de 23 años de edad violada salvajemente en Nueva Delhi el 16 de diciembre. Este incidente pone de manifiesto una horrible verdad pertinente no solamente a la India, sino a todos los países, cotidianamente: los derechos y el potencial de cada joven mujer están en peligro a raíz de la violencia por motivos de género.

Las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, y esto significa que tienen derecho a estar en condiciones de seguridad en su hogar, en la calle o en su lugar de trabajo.

Los datos muestran que, en 2011, se registraron en la India más de 75.000 casos de violación sexual, vejámenes y acoso sexual. Esos casos registrados son solamente la parte visible del iceberg; las tasas de convicción de los perpetradores son bajas: un 27%.

En la India, al igual que en otros países, los sistemas legislativo y de justicia penal tienen un papel que desempeñar para poner fin a la violencia por motivos de género. Pero otras instituciones—como las encargadas de los transportes públicos, las escuelas y las universidades—también deben hacer lo necesario. Es preciso equipar a los sistemas de atención de la salud para que reconozcan de inmediato la violencia por motivos de género y respondan a ella sin tardanza, con sensibilidad y respeto, y preservando el carácter privado de las consultas. Es necesario establecer protocolos para que toda sobreviviente de la violencia reciba la debida atención física y psicológica, y que los establecimientos de salud cuenten con personal capacitado y equipado para recopilar información forense que pueda facilitar la administración de justicia sin demora.

Yo me dirijo al pueblo de la India y al de todos los demás países cuando digo que es necesario que enseñemos a los niños varones, desde su más tierna edad, a respetar a las niñas y las mujeres y que debemos crear las condiciones necesarias para que los niños varones y las niñas establezcan relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo. Los hombres y los adolescentes varones deben tener un papel más fundamental en los procesos de promover y proteger los derechos humanos de las mujeres. Es preciso inculcar esas actitudes en las familias y en las escuelas. Además, los medios de difusión populares deben aprovechar su contacto con el público para reforzar este mensaje. Los varones de todas las edades son parte de esta lucha contra la violencia, como ya lo demostraron las grandes multitudes reunidas en Nueva Delhi.

Exhorto a los líderes de la India a que se pongan a la altura de esta sombría ocasión y no se limiten a prometer, sino que pasen a establecer una nación donde cada niña y cada mujer, en cualquier lugar y en cualquier momento esté protegida, y donde la seguridad no dependa de la manera en que la mujer esté vestida, ni de lo que haga, ni del momento del día.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas está dispuesto a apoyar al Gobierno de la India en esa misión de adoptar todas las medidas necesarias, desde la sensibilización de la sociedad hasta la reforma y las medidas administrativas y jurídicas con plazos bien definidos. La violencia por motivos de género prospera en una cultura de silencio, dejadez y apatía. Por consiguiente, es preciso que las voces de las personas no sean desoídas. Esta vez, no.

Me sumo a la decisión de la India de asegurar que esta vez, la intención vaya acompañada de la acción y que la respuesta del país esté a la altura del invencible espíritu de esa joven de 23 años de edad.

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